miércoles, 16 de marzo de 2016

Un mundo de horror


El 6 de mayo de 2013 una noticia sacudía a la sociedad estadounidense: tres jóvenes mujeres habían sido rescatadas tras un cautiverio de entre 9 y 11 años, gracias a que una de ellas escapó y avisó a la policía.

Durante ese cautiverio fueron sistemáticamente violadas por su captor; durante ese lapso tuvieron múltiples embarazos y abortos espontáneos. Sin embargo, una de ellas había conseguido dar a luz y mantener viva a la criatura: una niña de seis años de edad.

Pese a sus precarias condiciones, la madre de la niña trató que la pequeña tuviera la mejor vida posible y creó un mundo imaginario en su habitación. "Hacíamos que caminábamos a la escuela, traté de hacerlo lo más real posible para ella; finalmente llegábamos a la escuela, la dejaba y le decía 'Ok. Te quiero, que tengas un buen día' y entonces me convertía en profesora", confesó tiempo después a la BBC.

Es inevitable releer las noticias del Secuestro de Cleveland sin trazar inmediatamente un paralelismo con la película de Lenny Abrahamson, “La habitación”. O al revés, mientras estamos sentados en la oscuridad de la sala de cine viendo “La habitación”, es imposible no remitirnos a cada instante al Secuestro de Cleveland.

En su film, Abrahamson cuenta la historia de Jack (interpretado por Jacob Tremblay) y su madre (caracterizada por Brie Larson), víctimas de un secuestro. Sus vidas transcurren en una habitación sin ventanas, de apenas cuatro metros cuadrado, en cuyo techo se abre una claraboya que les permite al menos ver un trozo de cielo. Cada tanto, Jack y su madre son visitados por el “Viejo Nick”, el responsable de que ambos permanezcan allí encerrados. Ella entró en aquella habitación siendo una adolescente y ahora es una mujer cercana a los treinta, con un hijo al que desea proteger por encima de todo de los horrores del mundo.  

La película inicia con la celebración del quinto cumpleaños de Jack. Su madre sabe que ha llegado el momento de revelarle la verdad al pequeño, el momento de quebrar, romper con el mundo imaginario que ha creado a su alrededor para que sus vidas transcurriesen lo más normal posible, el momento de intentar hacer algo con el fin de escapar de aquel cautiverio y ofrecerle al niño una vida verdadera. Pero fuera a ambos les espera un mundo de horror quizá igual o peor al sufrido por años en aquella habitación; ambos tendrán que enfrentarse a situaciones duras y difíciles como no lo habían hecho antes.

Uno de los aciertos de “La habitación” es que está narrada desde el punto de vista de Jack, esto, por decirlo de algún modo, suaviza, le proporciona cierto aire de frescura y ternura a la crudeza y dureza del relato que vemos avanzar en la pantalla. Otro de los aciertos son sin duda las actuaciones de Brie Larson y Jacob Tremblay. Me ha sorprendido la interpretación de ambos actores, sobre todo la madurez y naturalidad con las que Tremblay caracteriza al pequeño Jack.

También me gustaría destacar el uso que hace Abrahamson de la cámara en la primera parte de la película, esa que va desde su comienzo hasta que ambos personajes son liberados de su cautiverio. Esos planos cerrados, de cámara en mano, contribuyen en gran medida con el dramatismo y suspenso de la trama; le insuflan verosimilitud.

Vivimos en un mundo de horror. A cada instante nos tropezamos con noticias que nos impactan, desconciertan y conmueven. Que creadores como Abrahamson se atrevan a llevar a la gran pantalla esas mismas noticias, pero pasadas por el tamiz de la ficción, con toques personales que nos permitan sobrellevar la crudeza y dureza de las historias que relatan, se agradece enormemente.

La ficción una vez más le pone orden y belleza al caos del mundo.

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