sábado, 15 de agosto de 2015

Volver al teatro


Durante la adolescencia, el teatro ejerció una atracción tan poderosa sobre mí como la que hasta entonces sólo habían ejercido las mujeres, el cine y la literatura.

Así, en este estricto orden.

Por aquellos días tuve la fortuna de toparme con otros jóvenes que compartían mis gustos y anhelos. Juntos decidimos formar una agrupación y, por supuesto, realizar nuestro primer montaje. No fue tarea fácil. Casi siempre, ya se sabe, el camino hacia lo que deseamos está sembrado de impedimentos y frustraciones. Sin embargo, fueron más fuertes nuestras ganas, pasión y compromiso que los inconvenientes y, tras muchos ensayos, conseguimos por fin estrenar nuestro espectáculo. 

Y después del primero vinieron otros.

Demasiada agua ha corrido bajo los puentes desde aquellos días, pero mi pasión y compromiso hacia el teatro continuaron intactos. Aunque no haya estado todo lo activo que hubiera querido en estos últimos años.

A pocos días de estrenar Baby Boom en el Paraíso, de Ana Istarú, un espectáculo en el que hemos venido trabajando desde principios de 2015, siento emociones semejantes a las que generaron en mí aquel primer acercamiento a las tablas cuando era apenas un muchacho de 17 años. Y no me sonroja confesar que, pese a estar rodeado de profesionales, he abordado este proyecto con la pasión, el entusiasmo y la ingenuidad de aquel adolescente. Quizá ésta no sea la manera más sensata, pero sí la más honesta que conozco de encarar proyectos que tengan que ver con las artes.

Al menos desde mi punto de vista.

Baby Boom en el Paraíso es una deliciosa comedia que nos sumerge en el maravilloso mundo de la maternidad. Tuve mi primer contacto con esta pieza en 2007 y en el acto quedé prendado de ella; me dije a mí mismo: “algún día dirigiré un montaje de esta obra”. Gracias a los buenos oficios de mi amigo Arturo Campos, conseguí contactar a su autora y hacerme con sus derechos. Tierna, reflexiva, hilarante y conmovedora a la vez, el texto de Ana Istarú es un canto a la vida convertido en obra de teatro. Acompañaremos a Ariana Morelli, protagonista de la pieza, en las primeras etapas de su viaje, que es como si hubiésemos comprado ticket para subirnos a una montaña rusa de las emociones, porque el inicio de una vida significa siempre la transformación de otra.

Y como es sabido que el teatro es una disciplina de grupo, de nuevo he tenido la fortuna de contar con la complicidad de otros profesionales para conseguir que Ariana se materialice sobre el escenario y comparta sus andanzas con el público. Entre los profesionales que me han acompañado en este proyecto, destaco el rol protagónico y fundamental que, no sólo en nuestro espectáculo, sino incluso alrededor de él –backstage, como suele decirse en jerga teatral–, ha representado Estela Perdomo. Una talentosa, inteligente y disciplinada actriz, apasionada y responsable como ninguna, que ha facilitado enormemente mi trabajo en la dirección. Ella también, en línea conmigo, ha abordado Baby Boom en el Paraíso con espíritu adolescente.

El resto del equipo lo conforma Diana Ramírez Ulea en la escenografía y vestuario y Antonio Hurtado a cargo del sonido y la iluminación.

Agradezco a ellos haber contribuido con su creatividad a que el espectáculo adoptase la forma que luce ahora y que, como un mantra, había estado retumbando y repitiéndose en mi cabeza desde 2007.

Será entonces a partir de septiembre que empezaremos a compartir nuestra versión de la pieza de Ana Istarú con el público. Y empezaremos de la mejor manera posible: en Colombia, abriendo la programación de un festival internacional de teatro al que hemos sido invitados. Pero de esto hablaré con más detalle en un próximo post.

sábado, 23 de mayo de 2015

23/23: Soon – Yes


Y por fin he llegado a la última entrega... “Soon” pertenece a “Relayer”, el séptimo álbum de estudio de Yes. Originalmente la canción formaba parte de “The Gates of Delirium”, el primer track de este disco, inspirada en la novela “Guerra y paz” de León Tolstoi. Pero, en 1975, “Soon” fue lanzado en los Estados Unidos como sencillo. Relayer es el primer trabajo de la banda que conocen los tres protagonistas de “La edad del rock and roll”, con el que quedan boquiabiertos y prendados para siempre del grupo. Antes de Yes escuchaban casi exclusivamente hard rock y heavy mental. Con “Soon” puedo decir también que se cierra la novela y desde luego su banda sonora. Las últimas tres páginas de “La edad del rock and roll” deberían ser leídas mientras los acordes de esta canción se reproducen en un equipo de sonido o en la propia cabeza del lector. No añado nada más. Ah, sí, solo una cosa más: os espero esta noche en Con Tarima, calle del Príncipe 17, a las 21h. Hasta entonces.

viernes, 22 de mayo de 2015

22/23: Wild Horses – The Rolling Stone


Preparando lo que será el final de estas entregas, y por tanto la presentación de “La edad del rock and roll” –mañana sábado 23 de mayo–, bajo las revoluciones y os dejo “Wild Horses”, de The Rolling Stone. A esta banda se aplica lo que dije hace unas cuantas entregas atrás sobre The Beatles: ninguna lista de rock and roll estaría completa sin incluirlos. En uno de los capítulos finales de la novela, los tres protagonistas tienen una larga discusión alrededor de la música de los Stone.

21/23: Comin’ Under Fire – Def Leppard


Acercándome al final de esta serie de entregas (sólo restan dos), iniciada con el objetivo de mostrar a sus posibles lectores la banda sonora que escuchan los protagonistas de “La edad del rock and roll”, vuelvo a Def Leppard y a su Pyromania, trabajo en el que está incluida "Comin’ Under Fire".

jueves, 21 de mayo de 2015

20/23: Thunderstruck – AC/CD


Antes de comenzar a colgar esta serie de videos que componen la banda sonora de la novela “La edad del rock and roll”, hice una especie de preámbulo colgando este otro video de 2Cellos interpretando Thunderstruck, de AC/DC. El dueto esloveno-croata no sólo ha interpretado este tema de la banda, sino también “Highway to hell”, “Back in Black” y “You Shook me All Night Long”. Esto no es más que otra muestra de la popularidad de AC/DC entre el gran público, una banda que sin duda ha funcionado como iniciadora de muchos amantes del rock and roll. Para aquellos fans que quieran escuchar cómo suenan los célebres temas de AC/DC en violonchelo, los invito a que busquen en YouTuve los videos de 2Cellos.

martes, 19 de mayo de 2015

19/23: Urgent – Foreigner


Foreigner es otra de esas bandas americanas de rock que se salva de ingresar en la lista negra de uno de los personajes de “La edad delrock and roll”. Aunque más por motivos sentimentales que estéticos. El lector que se anime con la novela lo comprenderá. Seguramente muchos recuerden a Foreigner, más que por esta canción que he elegido, por algunas baladas que popularizó en la década de los ochenta, entre ellas, "Waiting for a Girl Like You", "That Was Yesterday" y "I Want to Know What Love Is". Aun cuando la banda se formó en la ciudad de New York, a mediados de los años setenta, dos de sus integrantes eran veteranos músicos británicos: Mike Jones (ex Nero and the Gladiators, Spooky Tooth y The Leslie West Band) e Ian McDonald (ex de la mítica King Crimson). De allí el origen de su nombre. Por cierto, la fuerza que el saxofón consigue imprimirle a esta canción, hace olvidar por momentos que es un intruso y está usurpando el rol protagónico de la guitarra eléctrica.

lunes, 18 de mayo de 2015

18/23: Dazed and Confused – Led Zeppelin


Entorno a “Dazed and Confused” los tres protagonistas de “La edad del rock and roll” tienen una larga conversación. Discuten sobre la autoría original de la canción y del plagio que, desde los mismos inicios de la grabación del tema en el primer álbum de la banda titulado simplemente "Led Zeppelin” –icono absoluto del rock and roll–, pesa sobre Jimmy Page. Y para aquellos no tan familiarizados con la trayectoria de la banda, hablo del año 1969. No creo exagerado decir que “Led Zeppelin” sea quizá uno de los discos más influyentes de la historia del rock and roll. Y esto porque la verdad he evitado caer en la hipérbole y decir que "es el más influyente de la historia del rock and roll”. Algo parecido mas no similar. Por favor no se pierdan la técnica que utiliza Page, a cierta altura de “Dazed and Confused”, para hacer gemir su guitarra. 

17/23: Cum On Feel the Noize – Quiet Riot


A uno de los personajes de “La edad del rock and roll”, las bandas de rock americanas no le gustan demasiado. O casi nada. “Porque, a exención de unas pocas, hacen un rock de pena”, dice. Él prefiere las británicas. Quiet Riot está entre esas pocas bandas americanas que se salvan de engrosar su lista negra. Y más específicamente, también según sus propias palabras, el álbum “Metal Health”, publicado en marzo de 1983. Una cosa curiosa es que la versión original de “Cum On Feel the Noize” fue compuesta, grabada y popularizada en 1973 por Slade (¡una banda británica!), que la llevó hasta el número 1 en Reino Unido. El cover realizado por Quiet Riot, diez años después, alcanzaría el número 5 del Billboard y sería, junto a “Bang Your head (Metal Health)”, incluido en “Metal Health”, sus mayores éxitos. “Metal Health” tiene el privilegio de haber sido el primer disco de heavy metal en conseguir ubicarse en el puesto número 1 del top Billboard.

sábado, 16 de mayo de 2015

16/23: Knocking at Your Back Door – Deep Purple


Cuatro entradas atrás hablé sobre el apoteósico retorno de Deep Purple a los escenarios musicales con “Perfect Strangers”, después de un largo silencio de casi ocho años. Era 1984 y la noticia, como a bastantes otros amantes del rock, había producido en los tres protagonistas de “La edad del rock and roll” una especie de conmoción. Deep Purple era una de sus bandas favoritas y que se hubiera reagrupado (¡y encima con la alineación clásica!), como han de imaginar, significaba mucho para ellos. La escena de la novela a la que hago referencia, comienza con uno de los personajes mostrando, “con algo de dosificada presunción y autosuficiencia”, el álbum “Perfect Strangers”. Creo conveniente decir que los cinco músicos (Gillan, Blackmore, Paice, Lord y Glover) se las ingeniaron para que los temas mantuvieran el sonido clásico de la banda, pero con un aire más contemporáneo, más de la década de los ochenta. Sobre todo “Mean Streak” y “A Gypsy’s Kiss”. E incluso hay temas en el disco que suenan bastante más al Rainbow de principios de los ochenta, como “Wasted Sunset” y  “Hungry Daze”. El disco alcanzó el 5º puesto en Gran Bretaña y el 17º en el  Billboard estadounidense. Una última aclaratoria: “Knocking at Your Back Door”, la canción que he elegido, suena en directo más al clásico Deep Purple que en su versión de estudio.

viernes, 15 de mayo de 2015

15/23: Still loving you – Scorpions


Este tema de Scorpions, de haberse publicado un par de años antes, hubiera sido el soundtrack perfecto para uno de los personajes de “La edad del rock and roll”. En el inicio de su historia, sería preciso aclarar, en la primera parte de la novela. Sin embargo, “Still Loving You” fue el segundo sencillo lanzado del álbum “Love at First Sting”, publicado por la banda en marzo de 1984. Le precedió “Rock You Like a Hurricane“. Entonces, para la fecha en que “Still Loving You” comenzó a sonar en las radios, las heridas del personaje principal del que les hablo habían ya sanado. O casi. “Is there really no chance / to start once again? / I’m loving you”… Es lo mismo que una y otra vez, al principio, este protagonista de la novela le pide a su ahora ex novia… Pero durante la adolescencia todo suele ocurrir tan deprisa y experimentarse con tal intensidad que pocas veces hay chance de dar marcha atrás… Creo no equivocarme al afirmar que esta canción es la más conocida de Scorpions. A partir de la segunda mitad de aquel glorioso 1984, no pararía de sonar en las radios de todo el mundo por muy muy largo tiempo.

jueves, 14 de mayo de 2015

14/23: Rock Hard Ride Free – Judas Priest


Antes de que el hermano mayor de uno de ellos los introdujera a la música de Yes, los tres protagonistas de “La edad del rock androll” eran metaleros. Y Judas Priest se encontraba entre sus grupos favoritos. “Defenders of the Faith”, álbum que la banda publicó en enero de 1984 y al que pertenece “Rock Hard Ride Free”, desde luego lo escucharían una y mil veces en la sala de estar de la casa de uno de ellos, durante aquel glorioso año de 1984. Presten atención a los agudos que Rob Halford consigue en esta canción; sin duda su voz está entre las mejores del género. O al menos eso piensan los tres protagonistas de “La edad del rock and roll”. Supongo que a estas alturas, algunos de los que hayan seguido mis entradas de los últimos catorce días, se preguntarán por qué diablos hasta este momento no he mencionado de manera explícita los nombres de los personajes de mi novela. Y procedo a responder enseguida: pues porque he tejido una especie de juego (ya lo dijo Cortázar, la literatura es un juego) alrededor de uno de esos tres nombres y el lector tendrá el reto de descubrirlo antes de que sea mencionado por vez primera, cosa que por supuesto sucede hacia mitad del libro.

miércoles, 13 de mayo de 2015

13/23: The Number of the Beast – Iron Maiden


La segunda banda internacional en subir al escenario de Rock in Rio, en aquel día inaugural del festival, fue Iron Maiden. Por entonces el grupo andaba de gira mundial promocionando su más reciente trabajo de estudio, Powerslave. A continuación transcribo la descripción que de ese momento hace uno de los personajes de “La edad del rock and roll”: “A las doce de la media noche Iron Maiden hizo su magistral entrada. En un tris se adueñó del escenario y de nuestra atención. Combinó a la perfección escenografía, luces, un sonido brutal y el delirio de miles de admiradores que habíamos viajado hasta allí para verlos. Confieso que los dos primeros trabajos de ‘la doncella’ no me habían gustado demasiado. Toño y Fernando vivían fastidiándome con el deseo de que les dijera qué era lo que no me terminaba de convencer en ellos. No obstante, considero que a partir de The number of the Beast su música cambió de forma sustancial. O más bien de forma radical. Para ser honestos, creo que el sonido menos crudo y la voz de Bruce Dickinson le aportaron mucho a la banda, la revistieron de una verdadera personalidad. Los muchachos se revolcaban de la risa al escucharme hablar de aquella manera…”.

martes, 12 de mayo de 2015

12/23: Crusader – Saxon


1984 fue un año especialmente generoso con los amantes del hard rock y el heavy metal. Muchas bandas que cultivaban ambos géneros publicaron nuevo material ese año, entre ellas, Iron Maiden (Powerslave), Judas Priest (Defenders of the Faith), Scorpions (Love at First Sting), Whitesnake (Slide It In), Saxon (Crusader) y, algo que recuerdo con especial emoción, la vuelta a los escenarios musicales, después de un largo período de ausencia, de un legendario grupo que, particularmente yo, cuento entre mis favoritos: Deep Purple. La banda volvió con su alineación clásica, a saber: Gillan, Blackmore, Paice, Lord y Glover y con un disco que se ha convertido también en clásico: Perfect Strangers. Una de las escenas de “La edad del rockand roll” está dedicada a este acontecimiento. Para redondear lo magnífico de 1984, a mediados de año se empezaron a oír los primeros rumores de lo que iba a ser Rock in Rio… 

lunes, 11 de mayo de 2015

11/23: Here I Go Again – Whitesnake


En la década de los ochenta muchas bandas “duras” se atrevieron a incluir baladas en sus trabajos de estudio. Whitesnake estuvo entre estas bandas y quizá el gran público la recuerde justamente por dos de ellas: Is This Love y Here I Go Again. Hubo otras bandas de hard rock y heavy metal que también consiguieron popularizar este tipo de temas, no muy comunes hasta entonces en sus repertorios, como Scorpions (Still Loving You), Nazareth (Where Are You Now) o Def Leppard (Love Bites), entre otras. Here I Go Again se incluyó originalmente en el álbum Saints & Sinners de 1982; pero luego la banda reeditaría una nueva versión en su disco más conocido, 1987. Whitesnake fue la banda internacional que abrió el festival de Rock in Rio. En la realidad de 1985, y por supuesto en la ficción de “La edad del rock and roll”. Su participación se concretó a última hora por la cancelación de Def Leppard. Los tres protagonistas no tenían mucha información sobre ella porque era un grupo aún poco conocido en América Latina. Faltaban todavía dos años para que publicaran 1987.

10/23: Bohemian Rhapsody – Queen


¿Quién no ha sacudido mil veces la cabeza y simulado tocar una guitarra eléctrica imaginaria mientras escucha Bohemian Rhapsody? Y acá estoy seguro que no hablo sólo en nombre de los amantes del rock… A cierta altura de “La edad del rock and roll”, tres de sus personajes escuchan esta canción de Queen en el interior de un coche, entre ellos, uno de los protagonista. Aunque, por más increíble que parezca, el protagonista lo menos que hace es prestarle atención a Bohemian Rhapsody… Está en los días más duros de su duelo, luego que su novia rompiera con él y ahora, ensimismado, no piensa en otra cosa que no sea buscar la manera de regresar con ella. Ya lo escribió Henry Miller: cada cual tiene su tragedia particular.

sábado, 9 de mayo de 2015

9/23: Helter Skelter – The Beatles


Cualquier lista de rock and roll sin incluir a The Beatles sería una lista incompleta. Aun cuando se trate de una lista sin ningún tipo de pretensiones y cuyo único fin sea referenciar canciones nombradas en una novela. Helter Skelter pertenece al mítico White Album que la banda publicó en noviembre de 1968. Según el propio McCartney, la idea de componer este tema le vino tras leer en la prensa que The Who había  lanzado una canción extremadamente salvaje y estridente, con gritos y mucho eco. Por su sonido agresivo, algunos la consideran precedente del hard rock y heavy metal. Muy gráfico el grito que emite Ringo Starr al final de la canción: “I’ve got blisters on my fingers”. Por cierto, cuando dos de los personajes de “La edad del rock and roll” se conocen y hablan de sus bandas favoritas de rock, uno de ellos piensa del otro que lo más duro que ha escuchado su amigo es Helter Skelter.

viernes, 8 de mayo de 2015

8/23: War Pigs – Black Sabbath


Live Evil fue un disco en directo que lanzó la discográfica de la banda en enero de 1983. Se usó material grabado el año anterior durante la gira mundial de promoción de Mob Rules. Era la primera vez que los seguidores de Black Sabbath (aquellos que no habíamos podido asistir a sus últimos conciertos, se entiende) escuchábamos los temas clásicos de la banda en la voz de Ronnie James Dio, el vocalista que sustituyó a Ozzy Osbourne tras su abrupta salida en 1979. Pese a que en los dos discos de estudio anteriores (Heaven and Hell y Mob Rules) las cosas habían marchado bien con Dio, durante el proceso de edición y mezclado de Live Evil todo se torció y la banda al completo se resintió. Dio dejaría Black Sabbath en noviembre de 1982 con el fin de formar su propia banda, llevándose con él al batería Vinny Apice. Otro punto interesante alrededor de Live Evil es que, a su lanzamiento, fue ensombrecido por el más reciente trabajo de Ozzy Osbourne, Speak of the Devil, publicado cinco meses atrás y también en directo, y encima, sólo contenía temas de Black Sabbath. Irónico, ¿no? Ignorando estos sórdidos detalles, los tres protagonistas de “La edad del rock and roll” se conocen y empiezan a tratarse gracias a este disco de Black Sabbath. Live Evil sería el disco alrededor del cual los tres se sentarían por vez primera a escuchar y conversar sobre música; el primer momento de muchos que vendrían después…

jueves, 7 de mayo de 2015

7/23: Owner of the Lonely Heart – Yes


“You are every move you make” es un verso de esta canción de Yes que, además de usarlo como epígrafe para la primera parte de la novela, creo que gravita a lo largo de ella como lo hace la luna alrededor de la tierra. Porque “La edad del rock and roll”, entre otras cosas, nos habla sobre la importancia de las decisiones que tomamos en nuestra vida. Y, claro, de sus consecuencias… Owner of the Lonely Heart pertenece al disco 90125, editado en noviembre de 1983. Este disco está entre los favoritos de los protagonistas, puesto que significó la vuelta de la banda a la escena musical luego de un breve período de receso. Enseguida de su lanzamiento, el sencillo escaló hasta el número 1 en varias listas de popularidad a escala mundial. Incluida la Billboard estadounidense. Es el único número 1 que ha conseguido la banda en su carrera. Algo que en su momento enfadó a muchos de los fans más ortodoxos, principalmente debido a que nunca estuvieron de acuerdo con el giro que había tomado la banda a partir de 1980. Justo un par de meses antes de que 90125 se ponga a la venta, nuestros protagonistas se encuentran, se reúnen por vez primera, al coincidir en el mismo salón de clase. Y como no podía ser de otra forma, los reúne la música, pero no la música de Yes, para que escuchen a Yes faltan todavía algunas semanas… En la próxima entrada hablaré del disco que propició dicho encuentro.

miércoles, 6 de mayo de 2015

6/23: Long Live Rock N’ Roll – Rainbow


¿Qué buen roquero no ha gritado alguna vez, con todo el aire que puedan contener sus pulmones, “Long Live Rock N' Roll”? Poco importa que haya sido en inglés o en su lengua materna. Y es lo que hacen una y otra vez los miembros de Los hijos bastardos del rock and roll, cuando dos de los protagonistas de “La edad del rock and roll” asisten por primera vez a una reunión de esta pandilla. Aquella devoción mostrada hacia el rock and roll cautiva a uno de los protagonistas. Aunque en realidad, en el fondo, lo que le cautiva es otra cosa: la influencia que el líder mantiene sobre el resto del grupo. Ozzy, un conocedor innato o natural de la seducción de masas, ha creado una puesta en escena histriónica y calculada, de gran efecto, que enamora a sus seguidores. Es a esto último a lo que en verdad, en un principio, se siente atraído este personaje. ¿Por qué? Pues porque su idea es aprender la logística, las tácticas y estrategias de funcionamiento de Los hijos bastardos del rock and roll con el fin de fundar, en un futuro inmediato, su propia pandilla.

martes, 5 de mayo de 2015

5/23: Too Late for Love – Def Leppard


Comenzaron siendo teloneros de grandes bandas de rock y, de pronto, subieron como la espuma. En la década de los ochenta, Def Leppard consiguió ser superventas acercando el heavy metal al gran público, gracias a sus creaciones estilizadas, una extraña mezcla de hard rock melódico y el gran trabajo vocal de Joe Elliott, una de esas potentes voces que deja huella, ya entre las mejores de la historia del rock and roll. Para despecho de los tres protagonistas de “La edad del rock and roll”, que sentían especial devoción por Def Leppard, la banda cancelaría a última hora su participación en Rock in Rio. El motivo no fue otro que el desafortunado accidente de su batería, Rick Allen, en el que perdió un brazo. Este suceso mantendría a Def Leppard fuera de la escena musical al menos por los siguientes dos años. Pyromania (1983), disco en el que se incluye el sencillo “Too Late for Love”, es uno de los discos más vendidos de principios de los ochenta. Una joya para los amantes de ese hard rock y heavy metal más estilizado que fue de alguna manera el sello de los ochenta. Desde luego bandas como Rainbow, Scorpions, Iron Maiden, Van Halen, Bon Jovi, Guns N’ Roses, Saxon y Judas Priest, entre otras, también contribuyeron a popularizar este sonido.

lunes, 4 de mayo de 2015

4/23: Paranoid – Black Sabbath


Creadores prácticamente del heavy metal, Black Sabbath es quizá, junto a The Beatles y Led Zeppelin, la banda más influyente en la historia del rock and roll. La incorporación de letras de corte siniestro (ocultismo y terror) y guitarras afinadas de modo más grave en sus temas, crearon sin duda escuela y una infinidad de imitadores. Algunos casi tan buenos como ellos y otros muchos del montón. Ozzy Osbourne, su vocalista por excelencia (aunque Ronnie James Dio lo hizo magnífico durante su etapa con la banda), también impuso un estilo. Extravagante y amante de los excesos, conocido entre otros apelativos como The Prince of Darkness, posee una voz particular y me atrevería a decir que incluso inquietante. Siempre en el ojo del huracán de escándalos extra musicales, creo que nadie sabría explicar, con un mínimo de coherencia, cómo es que continúa vivo y en activo hasta el día de hoy. En “La edad del rock and roll” hay una curiosa pandilla de jóvenes a la que pretenden entrar dos de los protagonistas. Amantes del hard rock y el heavy metal, una de las características de sus miembros es la de no utilizar sus nombres de pila para comunicarse, de modo que, en sustitución de sus nombres propios, han adoptado el de cantantes del género. ¿Y qué otro nombre podía adoptar su líder sino el de Ozzy? 

domingo, 3 de mayo de 2015

3/23: Rock and Roll – Led Zeppelin



Aunque con un tempo ligeramente más acompasado que el de la versión de estudio original para mi gusto, claro, he elegido esta versión de la canción por la calidad de imagen y sonido. Algo no muy frecuente de encontrar en los vídeos de conciertos de la época colgados en YouTube. 

Luego de esta breve aclaratoria, vayamos al asunto que me interesa.

Tras una abrupta ruptura amorosa, uno de los protagonistas de “La edad del rock androll” cae en una profunda depresión. De la mano de su hermano, y un amigo de éste,  empieza a salir poco a poco de su duelo y acaba por replantearse muchas cosas de su vida. Ya más recuperado, mientras ve ensayar al grupo de rock de su hermano, reflexiona sobre la posibilidad de aprender a tocar algún instrumento. El hard rock y el heavy metal, géneros que no tenía por costumbre escuchar y que ahora forman parte de su cotidianidad, le han ayudado a salir del agujero donde se hallaba: “se había convencido a sí mismo que si escuchar aquellas canciones de hard rock y heavy metal le proporcionaba tal tranquilidad […] ¿qué no podía lograr aprendiendo a ejecutar un instrumento musical?”. Entonces empieza a evaluar cuál se adaptaría mejor a él, “cuál era el más idóneo para sus terapéuticos propósitos”. Hasta que da con la batería. “Tocarla sería como gritar”, piensa. Y a su cabeza viene este tema de Led Zeppelin y, por supuesto, la descarga que de principio a fin acomete en él John Bonham.

sábado, 2 de mayo de 2015

2/23: Back in Black – AC/DC



En la actualidad AC/DC sigue siendo un clásico del hard rock y el heavy metal en activo. De hecho, el 31 de mayo y 2 de junio se presentarán aquí en Madrid, en el Vicente Calderón. Las entradas del concierto del 31 se agotaron en apenas hora y media, de allí que la promotora Live Nation decidiera abrir una segunda fecha. Pero para muchos AC/DC ya era un clásico en los ochenta. En mi opinión es la banda de rock and roll que tiene una de las más potentes y dinámicas puestas en escena de las que se tengan noticias. Y mucho de esto se debe a su fundador y guitarra líder Angus Young. Contemplar a Young desplazarse de un extremo a otro del escenario, correr, contorsionarse, saltar y sacudir su melena (ahora le queda mucho menos) mientras hace gemir y chillar su guitarra, es una de las cosas más alucinantes y espectaculares que pueda presenciar en directo un fanático del rock. Antes de convertirse en fans incondicionales de Yes, los tres protagonistas de “La edad delrock and roll” también habían sido incondicionales del hard rock y el heavy metal. Y entre sus ídolos preferidos, AC/DC sobresalía entre el resto…  Además, que AC/DC hubiera confirmado su presencia en aquel primer Rock in Rio de 1985, significó una motivación adicional para emprender el viaje... 

viernes, 1 de mayo de 2015

Nuevo libro


He publicado nuevo libro y los próximos días utilizaré este espacio para su promoción.

Pero no se preocupen. La promoción no se prolongará demasiado. Sólo el lapso que va desde hoy al día de su presentación oficial: el sábado 23 de mayo de 2015. Lo presentaremos en la librería Con Tarima de Madrid y por supuesto habrá mucho rock and roll.

El libro se titula “La edad del rock and roll”, una novela de aventuras cuya banda sonora es desde luego puro rock and roll. Acá pueden leer la nota de prensa que acompaña su lanzamiento y que habla más a fondo de ella.

A partir de hoy y hasta el día de su presentación oficial, como he dicho, me dispongo a colgar acá, una por día, las canciones que de alguna manera conforman la banda sonora de la novela. Eso que un hipotético lector debiera escuchar mientras bucea en las profundidades de las historias que narra “La edad del rock and roll”. Y digo “de alguna manera” porque no estarán todas las que son ni serán todas las que están… En ocasiones elegiré versiones en directo y en otras de estudio, y todas tomadas prestadas de YouTube. Acompañaré cada “colgada” de un breve texto que enlace la canción con la novela. Empezaré con Burn, de Deep Purple, puesto que cuando oigo las palabras “rock and roll”, inmediatamente esta canción se pone a retumbar en mi cabeza.

Será entonces un total de 23 entradas y acá va la primera:

1/23: Burn - Deep Purple. He elegido esta versión en especial porque, en un capítulo de la novela, hago referencia a esta actuación de la banda en el California Jam de 1974. Era la primera vez que Deep Purple realizaba una gira en suelo Americano con su nueva alineación: David Coverdale (en sustitución de Ian Gillan), Glenn Hughes (en sustitución de Roger Glover), Ritchie Blackmore, Jon Lord e Ian Paice. La banda estaba en el pináculo de su carrera. Para entonces Blackmore era considerado uno de los mejores guitarristas de la historia del rock and roll. Vamos, una leyenda andante. Y su ego era tan descomunal como su talento para la guitarra. La actuación de la banda en el California Jam no acabó bien precisamente motivado al ego de Blackmore.  En la novela se cuentan los detalles.


martes, 3 de febrero de 2015

Unas pocas palabras para despedir a un amigo


Sé que habrá gente que comparta estás líneas y gente que no. Y está bien que así sea, puesto que vivimos en un mundo diverso y no todos tenemos que pensar o sentir lo mismo que otros piensan o sientan. Ni una misma persona tiene que significar para unos lo que significa para otros.

Conocí a Carlos Noguera en enero de 2004. Asistí a su taller de narrativa, organizado por Monte Ávila Editores, buscando relacionarme con gente con la que compartiera inquietudes similares. Confieso que ya estaba algo crecidito para andar en esas búsquedas. Sin embargo, entonces no se me ocurrió una idea mejor, diferente. Sólo sabía que la literatura era mi vocación y que me había mantenido demasiado tiempo alejado de ella. El año anterior había decidido abandonar mi carrera de informático y retornar a la literatura, abandonada a su vez, más de 10 años atrás, cuando me gradué de ingeniero en la universidad. Cambiar para volver a ser lo que éramos. Es así. ¿Qué puedo decir?  La ingenuidad acompaña siempre a los creadores. Sin ese toque de ingenuidad es imposible acometer los proyectos que nos planteamos. Por más pragmáticos que podamos considerarnos en ciertas ocasiones, sin ese toque de ingenuidad no habrá nada al momento de sentarnos a crear.

Decía que en enero de 2004 ingresé al taller de narrativa dictado por Carlos Noguera. Al principio me pareció un hombre taciturno y demasiado serio, lejano, pero con el paso de los días llegué a descubrir que gustaba de conversar y de hacer bromas. De hecho, a veces, era difícil discernir si hablaba en serio o estaba de puro cachondeo.

Es preciso decir que hubo una química especial entre los integrantes de aquel taller de narrativa de Monte Ávila Editores de 2004. Tanto, que se extendió unos meses más del período regular. Nadie quería dejarlo. Y cuando fue inevitable y tuvimos que despedirnos, abandonar las aulas de la acogedora quinta de la Castellana porque debíamos dar paso a otros, seguimos reuniéndonos en bares o casas que algún miembro del grupo ponía a disposición del resto. Mi casa se hizo una de las habituales. Y Carlos asistía puntual a la cita.

En el país político que nos convertimos a partir de 1998, era difícil no saber de antemano la filiación política de alguien que apenas comenzábamos a tratar. De modo que conocía bien la posición política de Carlos y él conocía la mía. No está demás decir que eran irreconciliables. No obstante, en lugar de esquivar el trapo con el fin de mantener las formas, en varias ocasiones discutimos sobre el tema.  Y en más de una ocasión dicha discusión se volvió acalorada. Aunque, debo decirlo, siempre mantuvimos el respeto y el cariño que desde luego sentíamos uno por el otro.

Que Monte Ávila Editores publicara en 2006 Mensajes en la pared, mi primer y único libro de relatos publicado hasta ese momento, se lo debo en gran medida a Carlos. Pese a que varios de los relatos reunidos ahí habían obtenido premios, tanto nacionales como internacionales, el libro había sido rechazado montones de veces por editoriales de mi país. No importaba tanto su calidad como que yo era un total desconocido y además demasiado viejo para publicar un primer libro. Por entonces tenía 39 años.

Hoy la noticia de su muerte me ha producido un shock inenarrable del que he tardado en recuperarme. He llorado por el maestro, por el amigo, por el colega con el que compartía la admiración por la obra de autores como Cortázar, Bolaño (Carlos fue miembro del jurado que le otorgó el Rómulo Gallegos en 1998), Pirandello o Gallegos.

Estaré siempre agradecido por su amistad y su incondicional apoyo de aquellos días.

Sé muy bien que Carlos no creía en Dios y que los amigos no pueden obligarnos a nada, ni imponernos ideologías ni religiones, porque la amistad está por encima de eso. A pesar de todo, deseo finalizar estas líneas diciendo, como un cristiano cualquiera, “Dios lo tenga en su gloria”. Que él no hubiera estado de acuerdo, no me inhabilita a mí para desearlo.

Adiós, amigo. Buen viaje.

sábado, 31 de enero de 2015

¿Mundos irreconciliables?


Desde el mismísimo nacimiento del cine, a finales del siglo XIX, se gestó esa ancestral rivalidad que aún perdura entre los creadores que trabajan en él y sus pares del teatro. Ni siquiera la aparente tregua que introdujo la colaboración entre ambos mundos durante los inicios del cine sonoro ha hecho mella en ella; todo lo contrario, la exacerbó. Para muchos ya es un tópico la discusión en la que se diserta sobre en cuál de ambas actividades humanas se hace verdadero arte o en cuál de ellas se construye el verdadero actor.

Sobre dicha rivalidad Alejandro González Iñárritu basa el argumento de su más reciente película, Birdman. Una irreverente, crítica, divertida, frenética y brillante mirada al mundo del espectáculo que habita tanto en el cine como en el teatro.

Tras convertirse en una celebridad, gracias a su interpretación de un superhéroe en la gran pantalla, Riggan Thomas intenta reorientar su carrera con el fin de obtener el respeto y reconocimiento de aquellos que sólo ven en él a un fanfarrón, un tipo que tuvo la suerte que los reflectores de Hollywood se detuvieran el tiempo suficiente en él para transformarlo en alguien rico y famoso. Con esta obsesión taladrándole la cabeza, se está dejando la piel (y lo que queda de sus ahorros) en el montaje de una obra de teatro en Broadway. Se trata de una adaptación que él mismo ha escrito, dirige y desde luego protagoniza— de la no menos célebre What We Talk About When We Talk About Love de Raymond Carver.

Pero los preestrenos de la obra pronostican el desastre.

Porque Riggan no solo está manteniendo una lucha cuerpo a cuerpo contra sí mismo o contra el hombre pájaro que de tanto en tanto le resopla en el cuello recordándole quiénes son en realidad (actor y personaje de blockbusters; actor y personaje de taquillazos palomiteros y nada más), sino incluso contra su propia hija, una ex adicta en rehabilitación que le reprocha lo mal padre que ha sido; o contra el elenco que lo acompaña en el montaje, especialmente contra Mike, un hombre de teatro, tan buen actor sobre escena como patán fuera de ella; o contra la crítica que amenaza destrozar su espectáculo, borrarlo de la faz de Broadway, porque no merece estar allí, ocupando un teatro que debería estar al servicio de verdaderos artistas y no de advenedizos y fanfarrones como él.

La explosión visual que nos brinda González Inárritu en Birdman es de una calidad, ambición, expresividad y atrevimiento nunca antes vistos. Puro placer. Esas suaves pero a la vez violentas transiciones entre una y otra escena; los planos secuencias y travelling: esos desplazamientos imposibles de cámara; las alucinantes secuencias en las que Riggan sucumbe seducido por la verborrea del hombre pájaro… Y todo con el soundtrack de fondo que nos obsequia Antonio Sánchez y que remarca el ritmo frenético de la película, sobre todo las improvisaciones del batería, que aparece de cuando en cuando en algún rincón para demostrar su importancia en el entrelazado de la historia, un personaje más, secundario, pero personaje al fin y al cabo. Es verdad que en ciertos momentos Birdman me ha recordado a esa otra magnífica, irreverente y ácida peli titulada All that Jazz, de Bob Fosse, en la que Roy Scheider interpreta a un coreógrafo y director de teatro que prepara su próximo musical en Broadway al mismo tiempo monta una película de Hollywood sobre un cómico de monólogos y flirtea con la muerte. Pero de igual manera Birdman no se me ha parecido a nada que haya visto con anterioridad.

Un significativo chute de adrenalina para aquellos que amamos el cine.

Por otro lado, la interpretación de los actores en sus respectivos roles ha estado a la altura de las ambiciones de González Iñárritu. Los siempre exquisitos y camaleónicos Edward Norton y Naomi Watts; la espectacular resurrección de Michael Keaton, aprovechándose del enorme filón que le proporcionaba el personaje de Riggan Thomas y hasta la hermosísima Emma Stone.

Mucho se ha hablado de que luego de su rompimiento con Guillermo Arriaga, la carrera fílmica de González Iñárritu había tenido un bajón de antología. Había corrido riesgos aunque sin resultados. Pero después de Birdman esto debería y tiene que cambiar. Sin duda. Estamos ante el mejor trabajo del director mexicano, el más arriesgado y atractivo. Un alarde de creatividad que raya en lo genial. De lo mejor que he visto en años.

miércoles, 14 de enero de 2015

Be original

El tema de la originalidad en literatura es un asunto al que me gusta volver de tanto en tanto. ¿De qué hablamos cuando hablamos de originalidad en una obra literaria? ¿A qué nos referimos con exactitud? ¿A la anécdota, a la temática, al lenguaje o a la estructura?

Un libro es más que la suma de sus partes. Esto siempre debemos tenerlo en cuenta. Si pacientemente diseccionamos una obra y encontramos algo de original en alguna de sus partes, desde luego esta originalidad permeará el resto. Pero también puede darse el caso que un libro nos parezca original aún si no logramos identificar en cuál de sus partes reside dicha originalidad. De nuevo: el conjunto por encima de las partes.

Roberto Bolaño solía decir que lo que contamos es siempre una variación de lo que el hombre viene contándose a sí mismo desde hace miles de años. Es decir, que para él, en nuestros tiempos, la originalidad de una obra literaria no residiría ya en la anécdota. Lo afirma el autor de Estrella distante, esa pequeña joya de la literatura sobre la maldad, en la que un poeta visual se convierte en asesino en serie. O viceversa.

Agregaba Bolaño que el hecho que se catalogue a una narración como original se debe en gran medida al envoltorio que elija su creador para presentarla. Y con envoltorio no se estaba refiriendo a otra cosa que a la forma, a la estructura.

Entonces no sería tan descabellado suponer que una historia mil veces contada vuelva a parecernos original en su versión 1.001. Es lo que me ha ocurrido con Moravia, del escritor argentino Marcelo Luján.

Ciertamente Moravia no es la versión 1.001 de una historia mil veces contada, pero se basa en un hecho real que resonó en la prensa francesa de finales de los años treinta del siglo pasado y que un reconocido autor cuyo nombre me reservo con la intención de no estropearle el placer de la lectura a los interesados utilizó para darle cuerpo y forma a una de sus más celebradas novelas y además a una de sus piezas de teatro más representadas.

Estructurada en dos partes y veintidós capítulos, la novela de Luján nos relata la historia del emigrante que mucho tiempo después retorna al lugar de partida con la finalidad de saldar cuentas con el pasado. En capítulos que se van alternando entre presente y pasado, la primera parte nos describe a la vez tanto ese retorno como la partida. Juan Kosic regresa a la tierra que lo vio nacer, un pueblo perdido de la pampa argentina, tras acumular fama y fortuna como músico en New Orleans. Su deseo es hacerse pasar por un desconocido, un forastero, ante los ojos de su madre y hermana y, luego, sorprenderlas diciendo quién era en realidad. “Volver con el único propósito de resarcirse. Volver para preguntar ¿quién era el inútil?, ¿quién era vago, el atorrante bueno para nada? Volver para decir acá tienen: acá estoy, este soy yo y eso son ustedes”. Sin embargo, Lidia Estefanía, su esposa, que lo acompaña durante la travesía, nunca ha estado de acuerdo con la obsesión de su marido (y así se lo ha hecho saber en repetidas ocasiones), con ese juego infantil que pretende, puesto que una madre reconocerá a su hijo no importa el tiempo transcurrido. Ella lo sabe porque es madre; o al menos así lo intuye, lo siente. Si por fin ha accedido a viajar a la Argentina es simplemente obligada por el respeto y la obediencia que debe a su marido.

El presente de la novela está anclado en 1950.

En esta primera parte también se nos revela parte del pasado de Lidia Estefanía, sobre su familia y cómo ella y Kosic se conocieron. Al igual que Kosic, aunque por razones muy distintas, ella y sus padres son emigrantes: se vieron obligados a huir de la Checoslovaquia ocupada por los nazis en 1938. Lidia y Kosic comparten así un pasado de éxodos y renuncias, de humillaciones y sufrimiento que en lugar de unirlos ha abierto un abismo entre ambos. Se quieren y desde luego tienen cosas en común, entre ellas su pequeña hija, pero a veces la comunicación entre marido y mujer se corta con la violencia de un estornudo.

La segunda parte de la novela se suscribe sólo al presente, ya cuando los viajeros han arribado a destino. No habrá más flashback; lo que ahora interesa son los hechos que suceden en ese pueblecito perdido de la pampa argentina. Es acá cuando el autor corre mayor riesgo, puesto que es acá cuando el relato se hace previsible para aquellos que conozcan (que conocemos) el origen de la historia. Es acá cuando se nos desvelan ciertas claves que nos permiten atar cabos y establecer las necesarias conexiones. No obstante, gracias a las habilidades de Luján como narrador, al magnetismo y poderío de su prosa, consigue mantenernos enganchados y él mismo sale indemne de su atrevimiento. Confieso que en cuanto a técnica y emotividad, a eso de sumergirse en las profundidades de la condición humana, los últimos capítulos de Moravia son de una contundencia admirable y sobrecogedora.

En cierta ocasión León Tolstói escribió que todas las familias felices se asemejan, pero que cada familia desdichada era desdichada a su manera. Éste sería un buen colofón para la novela de Luján, para todas las familias de las que en ella se habla.