jueves, 13 de marzo de 2008

Fútbol y literatura


Desde hace algún tiempo me ha dado por comparar el fútbol y la literatura. Dos de las muchas pasiones que me atraviesan, que me corroen, que me trastocan...

En países donde el fútbol es más que una pasión, una manera de afrontar la vida, como Argentina o Brasil, mis compañeros de trabajo se asombraban al oírme hablar de ese deporte y me decían, “pero ¿es que a los venezolanos les gusta el fútbol?”.

Eso fue siete u ocho años atrás, en la época cuando era infeliz y no lo sabía... Tal vez ahora, con la evolución que ha mostrado la vinotinto en los últimos tiempos, mis ahora ex compañeros de trabajo piensen de manera distinta. Ojalá.

Pero es de fútbol y literatura que quiero hablar.

Como en el fútbol, el talento en literatura es importante, aunque no lo más importante. En ambos lo más importante es la disciplina. Sin disciplina, un futbolista o un escritor, por más talento que derroche, no tendrá un mañana.

El suceso más maravilloso en fútbol es el gol. Todo futbolista (hasta los arqueros) ha soñado alguna vez con hacer uno. Sin embargo, no todos están llamados a esa gloria. Dependerá mucho de las habilidades innatas en cada cual y de los designios de un señor llamado director técnico. El jugador de fútbol debe tener conciencia sobre cuál posición se ajusta más a sus habilidades o características para entonces conocer todo acerca de ella y tratar de ser el mejor en su estilo. De la misma forma un escritor debe conocer sus habilidades, saber qué género le calza mejor y tratar de conocerlo al máximo. No todo los escritores pueden ser a un mismo tiempo novelistas, poetas, dramaturgos, cuentistas, ensayistas, etcétera. Desde luego se dan algunos raros casos de escritores extremadamente versátiles, pero como en los jugadores de fútbol, esa no es la regla si no la excepción.

Una vez que el futbolista conoce en qué posición funciona mejor, debe pulir su técnica. Sin técnica y sin disciplina no hay mañana. Si logra conjugar talento y técnica entonces destacará en la cancha. Es lo ideal pero de nuevo ésta es la excepción y no la regla. Hay muy pocos jugadores en el mundo que lo logran. Son los cracks. Y un crack no nace todos los días. Sin embargo el fútbol necesita de los crack como de los jugadores técnicos. En literatura pasa exactamente igual.

El azar, o esa cosa que algunos llaman suerte, juega un papel relevante en ambas disciplinas. Tanto en un juego particular para un futbolista, como en una determinada obra que escribe un escritor. No importa lo mal o bien que se juegue en la cancha, o la dedicación y cuidado que se tenga al escribir una obra, el factor suerte siempre estará acechando a la vuelta de la esquina para colaborar en nuestro éxito o hundirnos en la desgracia.

Al igual que un futbolista requiere de la vitrina de un equipo para mostrar sus habilidades en el oficio, un escritor requiere de una editorial para dar a conocer su trabajo. Y aunque el futbolista debute en un equipo modesto, siempre tiene en mente o aspira a ser parte de un equipo grande; tan grande como su ambición se lo permita o exija. De igual manera el escritor debe aspirar a colocar su obra en la editorial que la haga llegar a más lectores. Desde luego esto suele hacerse de manera escalonada, porque sería muy ingenuo creer que un futbolista que se inicia pueda jugar en el equipo de primera del Real Madrid o del Milan, por ejemplo.

Un futbolista, aun cuando no tenga compromisos a diario con su equipo, entrena todos los días. El escritor también, aunque no trabaje en una obra particular, debe escribir todos los días. Y cuando digo escribir, no quiero decir crear un texto nuevo, porque revisar y corregir es escribir. Por supuesto la lectura es parte del imprescindible entrenamiento cotidiano de cualquier escritor.

Mientras corre de un lado a otro la cancha, un futbolista sabe que cuenta con personal especializado (médicos, masajistas, etcétera) en caso de llegar a necesitarlo. Los diccionarios (de sinónimos y antónimos, de dudas y dificultades, etcétera) representan ese personal especializado para el escritor. Nunca deben faltar sobre su escritorio a la hora de recorrer de arriba abajo la página.

Hay muchas más comparaciones entre fútbol y literatura que he venido acumulando con los años, pero tal vez ésas sean parte de otro post. Uno futuro que todavía no sé cuándo escribiré pero que desde ya me ha comenzado a guiñar el ojo.

1 comentario:

yondri dijo...

Muy bien post, lograste unir dos de las pasiones de mi vida, y resumir algunas similitudes entre ellas. Sinceramente no me había dado cuenta de muchas. Saludos